Preocupante cifras: Concepción es la provincia con mayor cantidad de campamentos
Según los datos desagregados a nivel regional del catastro de campamentos que dio a conocer el ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), la provincia de Concepción es la que concentra el mayor número de estos asentamientos, con 92. Le siguen Arauco con 40 y Biobío con 24.
Así se informó este miércoles, a una semana de entregadas las cifras a nivel nacional. De esta forma, en la Región se catastraron 156 campamentos, lo que es una baja del 4,8% en relación a lo determinado por la actualización de esta estadística, realizada en diciembre de 2021.
Esto significa, que 7.122 familias fueron identificadas viviendo en alguno de esos asentamientos, lo que es un 4.2% menos que lo detectado a fines del año pasado.
Campamento v/s toma
La baja en el número de campamentos, si bien no sorprendió, pareciera ir a contramano de la percepción en torno al surgimiento en distintas comunas de la nuevos asentamientos.
Por ello, en su momento hubo voces, como la de la alcaldesa de Curanilahue, Alejandra Burgos, que fue crítica del catastro y sus números, porque a su juicio, no darían cuenta de la realidad que se vive en esta parte de la provincia de Arauco, lo que fue explicado por Vicente Guzmán, encargado regional de Campamentos del Serviu, quien pidió diferencia entre un campamento y una toma.
“Los campamentos responden a una historia, a personas con muchos tiempo en situaciones irregulares y efectivamente son asentamientos de larga data y efectivamente en los últimos años, estamos hablando pandemia y estallido social hacia adelante, hemos tenido una explosión exponencial de tomas de terrenos y eso tiene distintas motivaciones para ser francos. Tiene motivaciones que tiene que ver con la necesidad habitacional, que es la que conocemos tradicionalmente, pero también hay otro tipo de motivaciones que pueden ser económicas o puede ser reivindicativa en términos territoriales”, explicó el profesional.
En la misma línea, la seremi de Vivienda, Claudia Toledo, reconoció que no ha sido la única crítica u observación en torno a las cifras, pero defendió el hecho de tener un catastro actualizado a febrero 2022, teniendo claro que se trata de una realidad, la de los campamentos, es extraordinariamente dinámica, planteó.
“Tenemos que ir dándole cierre, no podemos tener un catastro eternamente abiertos porque no podemos focalizar (…) eso no significa que después nuevamente no se abra el catastro, esto nos permite ir teniendo claro como han ido evolucionando los campamentos”, indicó.
Otros actores
En la “bajada” local de las cifras del catastro de campamentos estuvieron presentes representantes de organizaciones que tiene un trabajo en este ámbito, una de ellas fue Isidora Lazcano, directora regional de la fundación Techo, quien más allá de las diferencias en las cifras, valoró el esfuerzo por visibilizar esta realidad.
“Reconocemos los esfuerzos que hay detrás, porque nos permite caracterizar y conocer en mayor profundizar en la realidad que se vive en el territorio y es una cifra que vuelve a mostrar lo que se esta viviendo hoy. Son más de 70 mil familias (a nivel nacional) viviendo en campamentos, según nuestro catastro es un número un poco mayor, sobre las 80 mil familias viviendo en esta situación, pero no es solo una cifra es una realidad potente que hay detrás, es una realidad de inseguridad, de precariedad, de riesgo”.
En tanto, Juan Antonio Carrasco, del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus) de la Universidad de Concepción y también presidente del directorio de EFE Sur, agregó que dado lo complejo y multifactorial que es la solución para este problema, que está relacionado directamente con la falta de viviendas y la posibilidad de miles de familias de acceder a ellas, no pasa sólo por construir y densificar las ciudades con por ejemplo, edificios en altura, sino que requiere pensar mejor las ciudades y ser flexibles en las respuestas.
“Creo que es bastante más complejo que pensar en mayor densificación únicamente, porque tenemos que cuidar el patrimonio natural. El patrimonio natural tiene que ver con una mirada de sustentabilidad ambiental, pero también tiene que ver con una mirada de calidad de vida. No podemos, hipotecar calidad de vida en nuestras ciudades, producto de atarantarnos y tratar de buscar soluciones rápidas”, cerró.