Compostaje en Santa Juana: reduce un 58% de basura orgánica de sus vecinos
Ante la llamada crisis de los rellenos sanitarios, que en la zona tienen sus días contados, pues en 32 meses Hidronor y Cemarc cumplirán con la cuota habilitada para recibir residuos (la primera, de hecho, hasta fines de marzo del año pasado), la solución estaría en el compostaje y reciclaje de los desechos.
En ese sentido, Santa Juana da el ejemplo con su planta integrada de manejo de residuos, inaugurada en 2019, que desde entonces ha logrado la recolección de 871 mil 600 kilos de material orgánico; 500 mil 760 kilos de desechos reciclables; y más de un millón 241 mil kilos de restos de poda.
Con la planta, instalada en el kilómetro 10 del sector de Tanahuillín, la comuna busca aportar al cuidado del medioambiente y para ello implementó un sistema de revalorización de residuos con participación comunitaria, convirtiendo en compost el 58% de los residuos orgánicos de la zona.
“Logramos rebajar en 98 toneladas los residuos que mensualmente se van a rellenos sanitarios, que son del orden de las 320 a 350 toneladas”, afirmó Claudio Garrido, encargado del departamento de Medio Ambiente y Sustentabilidad.
Vecinos
“No cuesta nada separar los residuos y dejarlos en los contenedores. Este trabajo que estamos haciendo no es para mí, sino para los que vienen detrás, las nuevas generaciones, porque ya no hay espacio para rellenos sanitarios. En el azul depositamos papeles y cartones; en el rojo botellas plásticas, de vidrio y plásticos en general; en el verde todo lo que es material inorgánico. Pasan en camiones a buscarlos a domicilios”, dijo Graciela Rojas, vecina de la población San Felipe.
Así como la familia de Graciela fueron 4 mil 80 las que recibieron los contenederos para reciclaje, pero según Garrido cerca del 30%, mil 300, están participando efectivamente de la iniciativa, cifra que esperan aumente progresivamente, pues en el primer año solo contaban con la colaboración del 18% y entre el segundo y tercero llegaron a 25%.
“La meta es de aquí al 2030 lleguemos al 100% de las viviendas del sector urbano y para eso hemos desarrollado campañas de difusión, puerta a puerta, convenios con la cámara de comercio y múltiples visitas a la planta de reciclaje”, contó.
Los colegios también colaboran con el reciclaje y separación de residuos. El director de la Escuela Recaredo Vigueras, Max Cabezas, comentó que existe énfasis en la educación ambiental, cada sala cuenta con contenedores para depositar los residuos que, en el caso del establecimiento, son principalmente papeles. Además, por su participación son beneficiados con sacos de tierra vegetal (compost) que les entregan continuamente para usar en el invernadero que es manejado por la profesora de Ciencias del colegio.
El compost también es entregado a los pequeños agricultores de la comuna para favorecer sus siembras y reducir los costos de sus insumos.
Materiales como el papel que emiten los colegios son recolectados y despachados por la planta a diversas empresas de reciclaje para su uso. Desde 2019 a la fecha se ha recolectado 221 mil 530 kilos de vidrio; 32 mil 370, de plástico; 7 mil 356, de hojalata; 84 mil 783, de cartón; 22 mil 687, de papel; y 3 mil 336 de aluminio.
“Cada año ha aumentado el material despachado (…) Por ejemplo, el vidrio se va para Santiago, a Cristalerías Chile. Sacamos cuatro toneladas mensuales. En el plástico hay intermediarios que los llevan a plantas transformadoras en Santiago, al igual que las latas y, los papeles y cartones se quedan en la zona en una filial de CMPC que es la Sociedad Recicladora de Papeles. Tratamos de dar disposición final a cada uno de los residuos que son inorgánicos, que representan cerca del 20% de la bolsa de basura”.
Además la planta, explicó Garrido, ha ido generando otros convenios para poder ampliar los residuos que gestionan, por ejemplo, con la Unidad de Desarrollo Tecnológico de la Universidad de Concepción. “Logramos reunir 92 kilos de mascarillas; otro con la empresa Covemar que recicla el aceite domiciliario, donde ya llevamos mil 80 litros; y otro con Frontel para la disposición de pilas, campaña que aún no termina y ya suma 420 kilos”.
La planta cuenta con seis operarios que realizan en forma manual la mayoría de las tareas. Parte con el retiro de los residuos seleccionados en los domicilios, luego efectúan un proceso de descarte, precalificación, pesaje y posteriormente compactación y enfardado, proceso que tarda cerca de dos días.
En el caso del material orgánico el proceso es más largo, pues se forma una pila, que se mezcla con residuos orgánicos secos correspondientes a restos de ramas de poda, a los que se le añade agua y temperatura para formar el abono tipo compost, esto toma entre siete y nueve meses.
La planta de Santa Juana, que ha sido destacada por diversas autoridades debido a su trabajo y visitada por municipios de todo el país, busca contar con la comuna más limpia de la zona, reducir al máximo los residuos, ya sea a través de compost, o bien, para que sirvan como materias primas de empresas, de tal manera de no seguir saturando los rellenos sanitarios existentes en la zona.