Colegios afectados por incendios se esfuerzan por adaptarse a condiciones en inicio del invierno
Varias dificultades han enfrentado los alumnos de escuelas siniestradas por los incendios forestales de febrero de este año. Si bien han contado con la infraestructura necesaria para comenzar las clases en el momento que la autoridad lo determinó, son numerosas las falencias que enfrentan en el día a día y que afectan al aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes.
En Santa Juana y en el sector de la Caleta Punta Lavapié de la comuna de Arauco existen casos que pueden representar la situación en general.
Los alumnos cuentan con espacios más pequeños para desenvolverse, en algunos casos hay bastante que mejorar en las techumbres, electricidad y calefacción. La doble jornada también genera una complejidad especial que implica mayor esfuerzo. Por ello, las comunidades educativas esperan ansiosas las escuelas definitivas.
Santa Juana
La alcaldesa de Santa Juana, Ana Albornoz, indicó que “teníamos una tarea muy imposible. Hemos tenido 6 escuela siniestradas. Hemos tomado diferentes alternativas, pero todas en conversación con la comunidad, la escuela La Huerta fue trasladada a la escuela de Curamávida y están funcionando con su profesor y con movilización”.
En el caso de Colico Alto, se puso la primera piedra de un proyecto que será financiado y ejecutado desde el sector privado. “Esperamos que esté lista para el siguiente año (…) ahora estamos arreglando el techo que no resistió la última lluvia. No queremos escuelas modulares, porque se dejan provisorias para siempre”, explicó la alcaldesa.
En Colico Bajo el calendario escolar está funcionando muy precariamente en un inmueble que cedió una vecina. “Estamos tratando evitar que se mojen al ir al container donde tenemos las cocina. Estamos viendo la postulación para una escuela pequeñita para subirlo al Fondo de Reconstrucción de Hacienda”, dijo Albornoz.
En el caso de Poduco Alto a la que asistía un sólo alumno, este está yendo a la Escuela de de Colico Bajo mientras la escuela se mantiene cerrada a la espera de la necesidad de albergues.
“Creemos que es necesario que el Gobierno y los privados pongan más recursos. Hay problemas con la educación rural, en los aprendizajes. Los niños están afectados psicológicamente”, afirmó la alcaldesa de Santa Juana.
El profesor y director de la escuela de Colico Alto, Mario Vallejos, comentó que han recibido un taller de contención emocional y que supuestamente recibirán más durante el segundo semestre. Contó que los niños al ingresar a clases tuvieron dificultades para acostumbrarse a los espacios más pequeños, y que conversaban mucho de los incendios. “Al principio todas las conversaciones eran sobre el incendio. Querían hablar de eso. Creo que querían desahogarse y contar lo que ellos han vivido”, indicó.
Esta escuela está funcionando en el lugar que correspondía al internado ya que la escuela central se quemó completamente. Y el director comentó que la calefacción aún es insuficiente para 27 alumnos, 4 profesores, y un espacio de 200 metros cuadrados donde sólo cuentan con una estufa a leña.
En cuanto a los apoyos de privados, Mario Vallejos comentó que han recibido bastante ayuda de clubes deportivos, de otros colegios en Concepción, de particulares que les han regalado mochilas.
Arauco
En el caso de la caleta Punta Lavapié en Arauco, se quemó una escuela de 144 alumnos y un jardín infantil que recibía a 35 niños.
José Parada, director del Daem de la comuna, detalló que “tuvimos dos colegios afectados por los incendios: la Escuela Jorge Iván Valenzuela Zúñiga y el Jardín Infantil de Punta Lavapié que fue reubicado en una sede del Sindicato de Pescadores. Mientras la Escuela está en dos locales: en una Iglesia que hubo que modificar y en una sede deportiva”.
Sunsan Saavedra, directora del establecimiento educacional comentó que “no hemos tenido problemas, la habilitación de la escuela quedó muy bien”.
“En cuanto al espacio, la escuela antes era una manzana más o menos, ahora el espacio es mucho más reducido, pero están cómodos los niños. Sólo incomoda tener dos jornadas; de 9.00 a 12:50 horas y después de la 13:30 hasta las 17:20 horas. Es un poco complicado, pero ahora por espacios tuvimos que hacer la separación”, detalló Saavedra.
El aspecto emocional es el que afectó más a los alumnos, expuso la directora y agregó que “estamos trabajando con la dupla psicosocial y con los equipos de convivencia (…) veníamos saliendo de la pandemia y se nos incendió la escuela, es un empezar de cero, pero estamos saliendo adelante. Desde el día uno nos organizamos con el personal y la idea fue sacar adelante a nuestros niños”.